La constante evolución del sector de la construcción demanda cambios importantes tanto en los procesos como en las metodologías de trabajo para que las compañías sean más competitivas. El acceso a información veraz y oportuna es clave para tomar mejores decisiones de negocio y las tecnologías de la información son un aliado estratégico para lograr este objetivo.
Según una investigación realizada por el departamento de Ingeniería y Sistemas de la Universidad Nacional de Colombia, en el que participaron 98 empresas, el 70% de las compañías objeto del estudio se encuentran satisfechas con los resultados obtenidos gracias al uso de inteligencia de negocios. En la medida en que los líderes encargados de la gestión empresarial acceden de manera fácil y rápida a la información requerida en el momento adecuado, logran encaminar el rumbo de su organización en pro de las metas trazadas.
Parte del éxito de una empresa constructora se basa en cómo gestiona cada proyecto. Es por esto que se tiene toda una estructura de planificación y procesos que permitan aumentar la rentabilidad, lo cual es mucho más probable si se cuenta con un sistema de gestión de información, que además contenga una solución de inteligencia de negocios para realizar análisis y tomar decisiones; análisis que amplían los horizontes en los momentos previos y decisiones en términos de ejecución acertada.
Por el contrario, si una empresa no cuenta con un sistema de inteligencia de negocios, sus decisiones tal vez serán más lentas, inapropiadas o, en el peor de los casos, guiadas por un sexto sentido, que no siempre es preciso en un entorno de negocios. El activo vital que diferencia a unas compañías de otras es la información y su correcto tratamiento.
La inteligencia de negocios permite la centralización de los datos, puesto que estos ya no se encontrarán diseminados en varias fuentes como bases de datos y hojas de cálculo, entro otras, sino que van estar en un entorno controlado y limpio, sin redundancia en la información. Asimismo, facilita la utilización de semáforos para indicadores relevantes, que permiten realizar acciones preventivas en caso de ser necesario o de potenciar las acciones que producen buenos resultados. Todo esto se traduce en ventajas a nivel del análisis de la información, a través del manejo de cuadros de mando para visualizar y contextualizar cualquier indicador.
La toma de decisiones de negocio ya no debería basarse en la intuición ni en las suposiciones, sino en hechos y verdades expuestas a través de los datos que permiten, por ejemplo, la elección de los mejores clientes, determinar negociaciones con proveedores de manera mucho más favorable, el diagnóstico certero antes de la ejecución de un proyecto y la exposición de probabilidades en escenarios de riesgo, lo cual facilita la preparación de un mejor camino para planes venideros.
En otras palabras, la historia de los datos deja de ser algo inoperante para convertirse en un elemento que, si se trata de la manera correcta, puede apoyar notablemente la construcción de decisiones de negocio.
